Bienvenida a casa.
Ya sabes dónde se encuentra todo. Lo dejé tal y como te fuiste, no toqué ni una pelusa. Sí, quizá huela a húmedo, la cerré con llave cuando te fuiste y no he vuelto a abrirla. La bombilla está rota y la cama deshecha. Los pósters por el suelo y los recuerdos en el cajón. El armario sigue vacío. Arriba tienes las mantas por si tienes frío. Sabes que aquí, el tiempo cambia a tu gusto. Si tú tienes frío, hará frío para todos. Avísame cuando llores para que no se me olvide coger el paraguas cuando salga de casa. Tienes comida en la despensa y en el frigorífico. Quédate todo el tiempo que quieras, sabes que nadie sabrá que estás aquí. No revelaré tu secreto. Las ventanas están rotas, con lo que no podrás ver la luz del sol. Te aconsejo que salgas de vez en cuando, aunque verás sólo lo que quieras ver. No te cierres los ojos. Lo del alquiler ya lo hablamos, puedes venir siempre que quieras sin ningún problema pero no puedes traerte a nadie. Esto será tuyo siempre que quieras que lo sea. Tráete todos los recuerdos que creas oportunos, guardarlos donde quieras, sabes que yo no tocaré nada. Esto es tuyo. Tu segunda casa.
Tu diario, el de tu vida… ahí le tienes. En el baúl junto a todas tus promesas, junto a todo lo que me contaste... Puedes releerlo pero no rompas las páginas, siguen siendo parte de tu vida. Te arrepentirás.
Tómate un descanso, olvídate del mundo pero no olvides que el mundo no se olvida de ti. Tarde o temprano tendrás que volver. Te guste o no.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
a las estrellas, por favor .
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